
lunes, 11 de mayo de 2020
La Doña
Gregorio Jácome Moreno
Son almas que penan, que deambulan todavía en el mundo de los vivos, pero que ya no están materialmente aquí porque se fueron hace mucho, y sin embargo, aún se aparecen de cuando en cuando y solo son vistos por aquellas persona que tienen el don de percibir a estos entes que habitan en una dimensión diferente a la nuestra.
Es el caso de La Doña, ha sido vista por más de una persona durante varias generaciones. Se aparece en la mansión que hoy es la Casa de Cultura de Coatepec. Desde abajo la han visto pasearse a través de los grandes cristales que cubren el pasillo del segundo piso.
Se trata, desde luego, de una mujer elegante, luce un vestido morado de características porfirianas, también se le ha visto descender los escalones y entrar en la habitación donde se encuentra la chimenea.
Es probable que custodie algún secreto de la enorme Casa. Hace poco durante un taller infantil de los que allí se ofrecen, un niño le pidió a su maestra ir al baño, cuando regreso, sin siquiera demostrar una actitud de espanto le dijo:
- Maestra, dice la señora de morado que está allá atrás que hay mucho dinero enterrado aquí y que es para usted.
La maestra, que tenía conocimiento también de la aparición de La Doña quedo sorprendida. Desde luego no hizo caso de aquel misterioso ofrecimiento y continúo dando su clase con normalidad.
En las casas continuas a la Casa de Cultura sobre la calle de Cuauhtémoc, también se ha aparecido La Doña, los propietarios la han visto, con su largo y elegante vestido e inclusive les ha llegado a pedir que le den solo “luz”. Por ello es que de vez en cuando encienden unas veladoras atendiendo esta solicitud. En honor a La Doña bautizaron así uno de los expendios donde se venden bebidas.
En unas fotografías que fueron tomadas durante una exposición de catrinas que se celebró en la Casa de la Cultura hace algunos años y que vi en Facebook, una de las catrinas me llamo la atención porque no era similar al resto, lucía un vestido morado, elegante, sombrero negro y un velo obscuro cubría su rostro.
Caigo en la cuenta de que se trataba de La Doña intentándose mimetizar con las catrinas elaboradas a base de cartón. Creemos que no es un espíritu malo, al contrario, ha sido una digna protectora de aquello tan valioso que se esconde en esa casa. Si la llegan a ver algún día ofrézcanle a La Doña luz, que es lo único que nos pide.
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