lunes, 29 de octubre de 2018

“DEBO NO NIEGO; PAGO LO JUSTO”



Teresa Carbajal

Y, ¿cómo vamos con el ahorro?

Alguna vez te has preguntado, ¿en qué momento de tu vida te olvidaste de ahorrar?

O mejor aún, ¿podrías precisar la edad que tenías cuando dejaste de hacerlo? Seguramente fue, cuando tuviste que hacerte cargo de ti mismo y de organizar tus propios gastos, lo que casi siempre coincide con la fecha en que se comienza a tener ingresos propios, pues entonces dices: ¡ahora sí, adiós privaciones! este es el momento de comprar lo que siempre he querido tener, estrenar o comer.
Y se deja de lado ese valioso hábito que nuestros papás nos inculcan cuando somos niños, pues según el INEGI al 66% de los mexicanos nos enseñan desde pequeños a ahorrar, el 59% comienza con un modesto cochinito de barro y solo el 8% lo hace a través de alguna institución financiera.

Esta cifra confirma que sí somos una nación que fomenta desde la infancia la disciplina de prever para el futuro; pero no tenemos las herramientas ni la educación financiera suficiente que convierta esta base en un plan financiero a largo plazo cuando somos adultos, y ahí está la falla.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera sólo el 44% de la población adulta en México ahorra de manera formal contra el 61% que lo hace a través de “tandas, guardaditos o alcancías”, es decir de manera informal.

Por lo que los mexicanos tenemos un gran reto: convencernos de que sí es posible ahorrar, pero para ello necesitaremos en un principio dejar de vivir en el “corto plazo”; y después visión y perspectiva para imponernos metas a mediano y a largo plazo.

Por ejemplo la mayoría de las personas a quienes les resulta -dicen- imposible ahorrar, no tienen por costumbre separar una parte de sus ingresos, sino que pretenden guardar lo que les sobre. Esto, aunado a la falta de llevar un registro puntual de gastos, nos habla de una débil educación financiera que impide cumplir el sueño de contar con ahorros.

Parte de la solución al problema es imaginar que podríamos vivir con una cantidad menor a la que ganamos y no vivir cada quincena “al límite”; y por supuesto perder el miedo a escribir todo aquello en lo que diariamente gastamos y no hacerlo de manera ‘mental’, para identificar los rubros en donde estamos gastando de mas.

Finalmente establecer metas, pues la función del ahorro debe ser principalmente esa. Una de las más importantes es pensar en nuestro retiro, y es que, según la CONSAR el 86% de los adultos que no reciben pensión se arrepiente de no haber ahorrado para esta etapa de la vida.

Pues en la edad adulta mayor aumentan nuestras necesidades y disminuyen nuestras fuerzas y capacidades para enfrentar algunas tareas u horarios laborales, complicándose nuestra salud, y muchas veces no estamos preparados para ello.

Así que estamos a tiempo de celebrar este 31 de octubre Día Mundial del Ahorro, con ahorros.
¡Pregunte 2281148502, es mejor tener dudas que deudas!

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