lunes, 26 de junio de 2017

“DEBO NO NIEGO; PAGO LO JUSTO”



“DEBO NO NIEGO; PAGO LO JUSTO”



























Lic. María Teresa Carbajal Vázquez

Coordinadora General de El Barzón RC
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· Reestructuración de Deudas


Seguramente el primer episodio que vive todo deudor cuando comienza a tener problemas de pago puntual y total de sus créditos es abonar un poco menos de la cantidad requerida, el segundo es pedir prestado para pagar “aunque sea” los intereses y el mínimo; y el tercero es optar por Reestructurar sus deudas.

Al fin de cuentas, la publicidad -por supuesto engañosa- a la que se obedece cuando se busca la solución a la insolvencia es la que nos parece menos radical; entiéndase por “radical” dejar de pagar. ¿Dejar de pagar? ¡No, nunca! “Si solo es un ‘bache’ cuando tenga mejores ingresos me recupero” “Cuando consiga nuevo empleo volveré a tener dinero y seguiré pagando” “Sólo necesito tiempo para poder pagar” “Cuando me paguen la indemnización del despido” “¿Y si no? No, no, tengo que ser positivo” así una sucesión de pensamientos pésimo-optimistas rondan nuestra conciencia a cada instante.

Pero, ¿Qué es en realidad una reestructura? ¿Qué significa verdaderamente que me reestructuren la deuda? Si hacemos una búsqueda rápida de la información que circula en relación al tema, encontraremos en su mayoría: publicidad engañosa.

Entiéndase de esta manera –engañosa- porque nos vende la solución a los desvelos, como la posibilidad de saldar tus cuentas sin tener que pedir prestado y sin mayores complicaciones, algunas se leen de la siguiente manera: ¡Termina de pagar más rápido y recupera tu tranquilidad! ¡Unifique sus deudas y conviértalas en un solo crédito! ¡Adiós endeudamiento, salga de deudas sin pedir prestado! ¡No está en condiciones de pagar, modifique los términos de deuda! ó la que siempre utilizo como ejemplo pues me parece bastante ingeniosa: “Te compramos tu deuda”.

¡Vaya publicidad! Disipa cualquier duda e incluso pregunta que pudiera darse en el tema de las reestructuras, es decir, de manera demagógica se nos hace creer y se nos convence a la primera de que una Reestructura es solución única para quienes ya no pueden más seguir pagando. Sin embargo la otra parte de la historia de la mágica solución que nadie te dice, es que reestructurar implica hacer un refinanciamiento de tu deuda.

Es decir, aceptar un nuevo plazo para el pago, y en efecto pagos mensuales quizá más accesibles por pequeños, pero el secreto está en el monto total de la reestructura, no hay reestructura que implique la Quita de intereses o disminución de la deuda.

Es decir, si aceptas que tu deuda sea reestructurada, estás aceptando no una segunda oportunidad para pagar, sino un nuevo crédito, uno en donde los intereses totales que te faltaban por pagar se sumarán al capital acumulado y sobre eso, vas a tener que pagar más intereses. Si reestructuras vas a aceptar pagar intereses sobre intereses, y en algunos casos también los gastos de cobranza y quizá hasta más comisiones porque te den esa facilidad.

Viene al caso el tema reestructuras porque hace unos días se cumplieron dos años que a los trabajadores de la educación adheridos al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) mediante firma de convenio entre éste y el Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (BANSEFI) y el Gobierno Estatal de Javier Duarte como “testigo de honor” hicieron un refinanciamiento de los adeudos que los maestros tenían por parte de financieras y cuyos pagos mensuales eran cargados a su nómina.

En el discurso con el que se presentó tal convenio, se dijo que el mismo sería muy favorable a los maestros, dado que a esas fechas eran tan altas sus deudas y el pago de intereses que ya de su cheque había meses que “no veían nada” entonces con este convenio se permitía que Bansefi liquidara a las financieras y absorbiera dichos adeudos, con la buena noticia que la tasa de interés sería más baja y por consecuencia verían más dinero en su cheque. Claro al fin discurso. 

En aquel entonces –y ahora- me pregunto ¿Quién permite que las financieras den crédito a los trabajadores de la educación y del Estado a tasas tan altas de interés? Porque para poder hacer descuentos vía nómina de los trabajadores de los pagos de esos créditos, por supuesto que debió mediar un convenio, acuerdo o componenda de quien autorizó el descuento, pero antes permitió la operación de esas financieras no solo para ofertar sus productos dentro de las propias oficinas o centros de trabajo y de cobro de los trabajadores si no para operar los descuentos a través de algo tan serio, como gravar el salario.

Así, era un negocio redondo, por una parte las financieras podían cobrar lo que querían en concepto de intereses y por otra parte tenían su pago seguro pues este era cargado vía descuento a nómina, es decir no había modo de caer en moratoria. ¡Ah!, pero después vino el “rescate” para el refinanciamiento de las deudas, para que pagaran menos, pero capitalizando los intereses y sin quita alguna. Este ejemplo me pareció muy buena oportunidad de expresarle a usted que con la reestructura pierde la oportunidad de renegociar el adeudo con el Banco o Financiera, y por tanto de obtener algún descuento a la cantidad a que ascienda el adeudo, reestructurar es aceptar sin cuestionar pagar todo lo que le cobren y esto por supuesto que no siempre es conveniente.

Por otra parte he estado revisando algunos manuales de educación financiera para conocer como transmiten o explican al usuario de servicios financieros el funcionamiento de las reestructuras y encontré que solo ofrecen esta opción para quienes no puedan ya pagar; pero sin advertirlo de las consecuencias y el alcance de las mismas. 

Por ello, sirva este espacio a manera de reflexión de que no siempre la opción que nos presenten como “más fácil” será la mejor, por el contrario cuestionemos todo aquello que parezca demasiado fácil, y evaluemos todas las opciones antes de decidir hacer una reestructura de nuestras deudas, pues no es el caso aplazar la insolvencia a través de poner en riesgo la totalidad de nuestro patrimonio e ingreso familiar. 

¡Hasta la próxima!







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